“Cada año cerca de 21 millones de pacientes reciben anestesia general. La mayoría caen en un sueño plácido. No recuerdan nada; 30 mil de estos no son tan afortunados, se encuentran en sí mismos incapaces dedormir, atrapados en un fenómeno llamado concientización de la anestesia (awake), estas víctimas quedan completamente paralizadas, no pueden gritar por ayuda, ¡están despiertos! (awake).” Así se inicia la película que comentamos a continuación, lo que haremos desde el punto de vista de un anestesiólogo, el otro punto de vista, el de la película en sí, se la dejamos a nuestro amigo Armando Almanzar, de eso sabemos muy poco.
En principio la película muestra el lado humano del médico, Terrence Howard (Jack), la escena del estado de desolación que invade al galeno cuando sus esfuerzos supuestamente bien encaminados, apegados a los protocolos de manejo, cuando a pesar de haber seguido paso a paso las reglas, cuando el correcto proceder a fallado y a pesar de todo ello, se pierde una vida y esto nos obliga a recordar el que estamos lejos de ser Dios.
En la primera aparición de Hayden Chistensen (Clayton Beresford) se nos muestra sumergido en el agua de la bañera por minutos, haciendo un pequeño esfuerzo por no respirar, realizando lo que llamamos ”Prueba de tolerancia a la apnea”, la que supera con amplio margen (57 segundos), justo en este momento comenzamos a pensar, por el tiempo sin respirar, de que ser trata de un ser humano con un corazón sano y obviamente, con unos pulmones en optimas condiciones, pero,¡o sorpresa!, Clay necesita de un transplante cardíaco.
Para los que laboramos en áreas quirúrgicas, estas son como un templo, inviolables; la necesidad de un control absoluto de la esterilidad de las salas, la obligación de mantener bajo control estricto el no crecimiento de flora bacteriana, que no haya posibilidad de infección, todo esto hace imposible que un paciente y mucho menos su cirujano, penetren al quirófanos como si fuera a un restaurante. Que el paciente se quite la bufanda y la cuelgue sobre uno de los equipos, que el saco descanse sobre otro y horror, el penetrar con los zapatos con los que vienen de la calle, sin protección, sin las botas que protegen de la contaminación y que se acueste con ellos puestos en la mesa de cirugía en la que será intervenido, nos hace entender que estamos frente a un film en el que no se cuidaron los mínimos aspectos de asesoría médica. Al presenciar la escena del quirófano el mas profano pensará se trata de una sección de ambientación, lo que solemos hacer con nuestros pacientes pediátricos, o en cambio es una escena en la que mas que tranquilizar el paciente, se pretende aterrorizarlo, esto lo entendemos al final cuando descubrimos cual era el plan inicial.
Clay tiene un episodio que obliga a Samantha (Jessica Alba) a administrarle un medicamento, cuyo efecto, por cierto, es instantáneo, y es así porque tan pronto se efectúa la boda, al abandonar la iglesia Clay, con un esfuerzo de atleta, carga en sus brazos a su recién desposada. De nuevo nos preguntamos, ¿es este el candidato a trasplante de un órganos? Minutos más tarde se embarcan en unabatalla de sexo de primera noche de boda, en la vida real, solo un corazón sano, diría que muy sano,soporta el aumento de la demanda que se refleja en esta escena.
Al día siguiente se inicia el proceso del trasplante cardíaco.
En los Estados Unidos hay reglamentos para todo, para ser camillero y mover un paciente al lugar donde se va a operar se precisa de un entrenamiento, formación que no tiene el cirujano cardíaco que va a realizar la cirugía, de manera, que los médicos no carretean pacientes en los pasillos de los hospitales, ni aquí, ni mucho menos allá; en la película el cirujano traslada al paciente en una camilla por los corredores del hospital.
No colocamos máscaras con cintas a los pacientes, mucho menos lo ponemos a contar, esa es historia del pasado, proceder de esa manera crea un estado terrible de estrés preoperatorio. Por otro lado, se coloca una mampara que aísla del campo quirúrgico el cuello y la cabeza; en esta escena, a los 33 minutos y 29 segundos el paciente comenzaron a operarlo, pero AWAKE, el sonido nos permite escuchar a los monitores con unos parámetros normales y estables y esto no es posible, el organismo se defiende al mas mínimo estímulo doloroso, las respuestas son aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), aumento de la presión arterial y en los pacientes anestesiados, lagrimeo profuso.
Donde sorprende la falta de información es sobre el manejo del órgano a trasplantar, viene en una neverita de cervezas y en una funda Ziplot, una persona, sin guantes estériles, lo saca de la nevera y se lo entrega a un médico, el que no se cuida de que la toalla no toque el borde no estéril de la nevera y peor aún, los órganos a trasplantar tienen que ser mantenidos en condiciones parecidas a las del organismo donante, esto es, tiene que mantenerse la circulación de un líquidos diseñado especialmente para que el órgano tenga aporte de oxígeno y fuentes de energía, de no ser así, el sentido común nos dice que morirían, cuando se traslada un riñón, por ejemplo, de una sala de operaciones a la que le queda al lado, todo el tiempo le está circulando una solución líquida por sus arterias y estas nos se pinzan como se muestra en la película. A los que hemos participado en trasplantes de órganos, esta escena nos horroriza. Pero todavía mas, el anestesiólogo abandona la sala y deja a los cirujanos solos con el paciente, esto a mitad de un trasplante; en la vida real, si el anestesiólogo sale del quirófano donde se esté realizando un trasplante de órgano, el cirujano cuenta los segundos, los que le parecenhoras, ningún paciente en estas circunstancias permanece sin la vigilancia del especialista.
Cuando la trama luce ir mal, Sam entra al quirófano, con el pelo suelto, lo que no se hace ni en las
cocinas de los restaurantes; sorprendentemente es ahora cuando Clayton Beresford llora, no del dolor desgarrante que ha venido padeciendo, sino del dolor del alma que le produce enterarse de algunos detalles.
La capacidad de entrega de una madre es imposible de medir, sin embargo, no es posible que esta madre done su corazón en el tiempo record que esto sucede. El candidato a donante cadavérico es aquel en que se mantienen sus funciones vitales estables, esto es, presión arterial, pulso, respiración, temperatura, función renal, sólo que el cerebro no responde. El donante cadavérico no tiene actividad cerebral, es un vegetal, de no donar sus órganos, irremediablemente va a morir. En este caso que nos ocupa, a la madre (Lena Olin), la encontraron en paro cardíaco; un corazón que para de funcionar y su circulación se detiene, no hay manera de reiniciar su funcionamiento, a los minutos, la falta de oxigeno ocasiona un “infarto masivo” y por tanto la muerte del tejido cardíaco, la ficción de la película, es totalmente imposible de reproducir en la vida real.
Pero, finalmente, vean la película, obviando los detalles médicos, la imaginación de Joby Harold va másallá de lo concebible.
Dr. Tomás E. Lambertus Félix (t.lambertus@codetel.net.do)
República Dominicana.